sábado, 23 de mayo de 2009

ARTICULO DE LA REVISTA GRECIA:BUDA


Grecia. Revista de Literatura. Año I, nº 1, 12 de octubre de 1918, Sevilla, c/ Amparo, 20.
Director: Isaac del Vando Villar Redactor-Jefe: Adriano del Valle.
"Pagodas, lotos y elefantes"
Buda
"Nuestro nacimiento es sueño y olvido. El alma que en nosotros amanece, la estrella de nuestra vida, tuvo su ocaso en otros horizontes y viene de muy lejos."
Wordsworth.

"Lector, si te place, debes leer el peregrino relato del advenimiento de Buda, porque, seguramente, será grato a tus sentidos ver aparecer, a través de la disipada niebla de los siglos, la melancólica figura de este príncipe azul y misterioso como un loto sagrado.
* * *
Unánimemente está confirmado que los sueños han sido siempre signos inequívocos de presagios ...
Las bayaderas celestes han soñado, y descienden radiantes de alegría, de la inmensidad de los cielos, para anunciar a la reina Maya el advenimiento de su hijo que se llamará Buda ...
Tu hijo ¡oh reina Maya! será la bendición del mundo; el día de su nacimiento la tierra se estremecerá en fiesta; las estatuas de las Pagodas sacras bajarán de sus pedestales y se prosternarán hasta el suelo para saludarle.
Las virtudes fundamentales de Buda, serán la ciencia de refrenar pasiones, la caridad, el amor al prójimo y la abnegación.
* * *
La infancia de Buda -abanicada por las voluptuosas palmeras del desierto- es fértil en prodigios; su juventud es de placeres, de disipación; pero en el fondo de su pecho hay una llama inextinguible de sacrificio y de renunciamiento terrenal. ¡Oh, Buda empieza a enamorarse de las selvas sagradas e iniciantes!
A este brillante príncipe le casan con la ensoñadora Gopa y de ella tiene un fruto de bendición masculino.
¡Ni los palacios de mármol, ni el marfil, ni la plata, ni las lámparas de oro de que es poseedor, así como tampoco los cantos eróticos de las bayaderas, ni sus danzas lascivas, pueden quebrantar su fe redentora y suprema!
Abandona la pompa seductora de la corte y se refugia en la selva, donde se inicia y muere a los cuarenta y cinco años de edad: su alma se separa de su cuerpo con la misma facilidad que podemos separar el tallo de hierba de la película que lo envuelve.
Su madre, desolada, desciende sobre la tierra para ver por última vez al hijo amado.
El alma de Buda no puede morir, sólo sufre una metamorfosis, para tornar nuevamente al plano físico, iluminado y poseído de la ciencia perfecta.
Comienza para él una nueva era de predicamento; recorre la India de Norte a Sur, mitigando dolores, haciendo milagros, alegrando a los tristes.
He aquí que un día un joven brahmán le pregunta si conoce los mundos del más allá, y Buda le responde diciendo: -"Si quisieras ir a una aldea, oh joven brahmán, preguntarías el camino a quien, por vivir en ella, lo conociese, y asía, en verdad te digo, que haces bien en preguntarme por los otros mundos, pues los conozco y sé el camino".
Mas tarde, en el territorio de Maya, le dan de comer carne de puerco y sus discípulos presagian en ese hecho su próxima muerte ...
Los funerales de Buda sin fantásticos y suntuosos; caravanas de elefantes blancos -como nubes de ensueño- llegan de todas partes de la India; las bayaderas derraman sus cestos, pletóricos de lotos y de rosas, sobre su cuerpo real; el perfume delicioso y nirvánico del haschich, se derrite en los áureos pebeteros; su olor trastorna y enrarece el ambiente con vellones de humo ...
* * *
Buscando en el Océano de mi pensamiento, oh lector amable, he encontrado esta perla de la vida de Buda; guárdala juntamente con otras perlas que la vida te haya dado, en el cofre de tus joyas; así, algún día, podrás ofrecer un hermoso collar ilusorio a una mujer que te comprenda y ame.
ISAAC DEL VANDO-VILLAR

Copia literal extraída de la citada Revista y número indicado, págs. 15-16.

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