AMBROSIO DE ALBAIDA
Grecia. Año II, núm. 21, Sevilla 10 de julio de 1919, pág. 16
In memoriam
"Húmedas por el rocío de las lágrimas están las callejas de Albaida y las mejillas de sus mujeres por la muerte del Párroco Ambrosio Lorenzo-López.
En los cuarenta años que ha desempeñado el ejercicio del sacerdocio en su pueblo natal, lo ha hecho de una manera tan santa y tan elevada como muy pocos sacerdotes pudieran hacerlo.
En el Santoral sólo encontramos los nombres de San Jerónimo por su maceración y retiro y el de San Francisco de Asís por su amor hacia todas las criaturas en el Creador, con los cuales pudiéramos equiparar al venerable Don Ambrosio, como cariñosamente le llamaban sus feligreses.
Ignoro si en los momentos en que la gratitud y el inmenso amor hacia el finado me impulsan a escribir esta sentida necrología, se estará instruyendo el expediente de canonización de este santo varón.
Y sin embargo, presumo que no obstante haber muerto en olor de santidad, nada se hará para canonizarle; porque hasta para estas cosas sagradas es menester de influencias y de valiosas amistades de las que carecía el Pastor de Almas de Albaida la blanca ...
Porque don Ambrosio era la Providencia de todos cuantos recurrían a él en demanda de consejos o de auxilios materiales, hasta el extremo de morir en suma pobreza siendo rico de abolengo.
Conseguía adeptos siempre con la persuación y nunca por la intransigencia según los preceptos del Divino Maestro.
En la pasada epidemia que asoló de una manera aterradora a la villa de Albaida, no consiguió reposar ni una noche a pesar de su avanzada edad y delicadeza de salud, en espera de los frecuentes avisos de los auxilios divinos.
Para este Patriarca sencillo -que acaso algún día se llame San Ambrosio de Albaida-, que unió los destinos de mis progenitores y derramó las aguas lustrales del Bautismo sobre mi cabeza; llevaré en mi primera peregrinación a la Aldea de la infancia, una corona de siemprevivas, que colocaré en su blanco panteón, donde reposa su cuerpo macerado, como si fuese un durmiente.
ISAAC DEL VANDO-VILLAR
Grecia. Año II, núm. 21, Sevilla 10 de julio de 1919, pág. 16
In memoriam
"Húmedas por el rocío de las lágrimas están las callejas de Albaida y las mejillas de sus mujeres por la muerte del Párroco Ambrosio Lorenzo-López.
En los cuarenta años que ha desempeñado el ejercicio del sacerdocio en su pueblo natal, lo ha hecho de una manera tan santa y tan elevada como muy pocos sacerdotes pudieran hacerlo.
En el Santoral sólo encontramos los nombres de San Jerónimo por su maceración y retiro y el de San Francisco de Asís por su amor hacia todas las criaturas en el Creador, con los cuales pudiéramos equiparar al venerable Don Ambrosio, como cariñosamente le llamaban sus feligreses.
Ignoro si en los momentos en que la gratitud y el inmenso amor hacia el finado me impulsan a escribir esta sentida necrología, se estará instruyendo el expediente de canonización de este santo varón.
Y sin embargo, presumo que no obstante haber muerto en olor de santidad, nada se hará para canonizarle; porque hasta para estas cosas sagradas es menester de influencias y de valiosas amistades de las que carecía el Pastor de Almas de Albaida la blanca ...
Porque don Ambrosio era la Providencia de todos cuantos recurrían a él en demanda de consejos o de auxilios materiales, hasta el extremo de morir en suma pobreza siendo rico de abolengo.
Conseguía adeptos siempre con la persuación y nunca por la intransigencia según los preceptos del Divino Maestro.
En la pasada epidemia que asoló de una manera aterradora a la villa de Albaida, no consiguió reposar ni una noche a pesar de su avanzada edad y delicadeza de salud, en espera de los frecuentes avisos de los auxilios divinos.
Para este Patriarca sencillo -que acaso algún día se llame San Ambrosio de Albaida-, que unió los destinos de mis progenitores y derramó las aguas lustrales del Bautismo sobre mi cabeza; llevaré en mi primera peregrinación a la Aldea de la infancia, una corona de siemprevivas, que colocaré en su blanco panteón, donde reposa su cuerpo macerado, como si fuese un durmiente.
ISAAC DEL VANDO-VILLAR
No hay comentarios:
Publicar un comentario